domingo, 15 de marzo de 2015

MINISTRY EN EL CIRCO VOLADOR


Por: Antonio Cruz De Blas

Foto: Carlitros Litros
(tomada del Facebook del grupo)

Diez años, tres meses, un día y 90 minutos pasaron antes de que Ministry regresara al DF a dar uno de los conciertos más frenéticos de que se tenga memoria.

Al Jourgensen y sus esbirros se reencontraron con el público capitalino durante el nada fatal viernes 13 de marzo en el Circo Volador, como parte del “From Beer To EternaTour 2015.

A diferencia de su primera visita en 2004, en el marco de un Metal Fest en el Foro Sol, ante un público en su mayor parte integrado por desmadrocitos chavillos admiradores de Korn y Deftones, cabezas de aquel cartel, esta vez acudieron alrededor de dos mil 300 auténticos conocedores del que para muchos es la mejor banda de metal industrial en varias galaxias a la redonda.

En aquella ocasión, incluso, Tío Al” manifestó su enojo ante la poca respuesta hacia su música por parte de los mencionados chavillos. Ahora, en cambio, se sintió más que emocionado con la retroalimentación de verdaderos ministrófilos. Tanto que, hacia el final del concierto, se dio el lujo de bajar del escenario para estrechar la mano de quienes ocupaban las primeras filas.

Foto de Farinella Franz (Tomada del Facebook del grupo)
Ministry ofreció un beligerante setlist con temas contenidos en cinco de los más importantes capítulos de su carrera discográfica, aparte del flamante “From Beer To Eternity”, a saber: “Rio Grande Blood”, “Houses Of The Molé” (bautizado así en honor a dicho platillo mexicano, aunque también por el parecido visual de éste con el petróleo crudo, según llegó a declarar el propio Jourgensen), “The Last Sucker” (que en su momento se anunció como el último material del grupo “antes pasar a mejor vida”), así como “Psalm 69” (obra de ritmos demenciales que, no obstante, llevó el metal industrial hasta el mismísimo mainstream y cuya pieza ‘N.W.O.’ estuvo nominada a un Grammy en 1993 en la categoría de Mejor Actuación de Metal), además del emblemático “The Mind Is A Terrible Thing To Taste”.


A las 21 horas se apagaron las luces del recinto y la agrupación subió al escenario, excepto Jourgensen, quien lo hizo instantes después apoyado en un bastón negro, mismo que hizo a un lado al llegar al micrófono, desde donde dio vida a ‘Hail To His Majesty’, lo que de inmediato desató el headbanging y algo de guitar air entre la concurrencia.


Los ánimos subieron de tono a medida que continuaron rolitas más conocidas. Metaleros y uno que otro punk de fashion, con los puños o los consabidos cuernitos en lo alto, corearon de manera estrepitosa ‘Rio Grande Blood’, ‘Señor Peligro’ y  ‘Lies, Lies, Lies’.


Acto seguido, ligaron ‘Waiting’ y ‘Worthless’. Ya iniciada esta última, el vocalista de origen cubano sacó un pequeño objeto no identificado, el cual se llevó a los labios, mientras con un encendedor en la mano derecha lo prendió en tres ocasiones, dándole igual número de “jalones”; luego lo lanzó al respetable, quizá para que se dieran “las tres”.


Por su parte, la enorme pantalla ubicada atrás-arriba de la batería, seguía su propio discurso visual con imágenes de George Bush padre, hijo y Espíritu Santo, entre otros políticos y comunicadores estadunidenses; Hugo Chávez y manifestantes contra policías, así como leyendas contra la NBC.
La banda integrada por John Bechdel (teclados y programación), Sin Quirin (guitarra líder), Cesar Soto (guitarra), Aaron Rosi (batería) y Tony Campos (bajo de seis cuerdas), además de Buck Satan (uno de los sobrenombres de Jourgensen) tocó ‘Watch Yourself’, ‘Life is Good’, para luego dar paso a varias de las rolas más esperadas: ‘N.W.O.’, ‘Just One Fix’, ‘Thieves’ y ‘So What!’, para terminar así la velada.


El grupo se despidió y salió del escenario, aunque las luces del Circo Volador continuaban apagadas. Era obvio que faltaba el encore. Poco después salió Tony Campos y en español pidió a las hordas de greñudos locos el famoso y no menos futbolero “oeee-oeee-oeee-oeeeé…”. El público no tardó en corear: “oeee-oeee-oeeeé / Ministry-Ministry…”. Al salir el resto de la banda, hicieron una especie de reprise de ‘Khyber Pass’. Luego, entre aplausos, salió Jourgensen. Fue aquí cuando bajo del escenario para saludar a unos cuantos afortunados.


Hora y media con Ministry y nadie pidió “otra-otra…”. Diríase que fue el concierto perfecto: ni faltó ni sobró rola alguna.


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