Ariana
Estefanía fue bañada con las aguas del Jordán y, de este modo, fue recibida
como hija de Dios en el seno de la iglesia Católica.
Sus
padrinos, Héctor y Rubiel, se comprometieron a guiarla bajo los principios y
valores de Evangelio.
El
hermoso acto sacramental tuvo lugar el pasado 27 de diciembre en el Santuario
del Señor del Santo Sepulcro (Señor de la Cuevita), en Iztapalapa, donde los
padres de la menor, Diego Emmanuel y Joana, se mostraron por demás complacidos
de que Ariana, el fruto de su gran amor, haya recibido “el más bello y
magnífico de los dones de Dios”, como lo es el Bautismo, según San Gregorio
Nacianceno.
FLASHBACK FAMILIAR
Casi
dos años atrás, los padres de Diego Emmanuel celebraban que éste, el menor de
sus cuatro hijos, había aprobado el examen de admisión a la Facultad de Derecho
de la UNAM.
En
esa ocasión, sin embargo, el rostro del joven Diego no reflejaba la misma
felicidad; por el contrario, se veía triste, preocupado. “¿Qué tienes, hijo? ¿A
poco no te da gusto que ya vas a entrar a la Universidad?”, lo cuestionaba su
señora madre, a lo que Diego respondía que “sí”, pero sin soltar aquel tono de
preocupación.
Días
después reveló a sus padres el motivo de su preocupación: Joana y él estaban
embarazados.
“Ni
hablar –le dijo su padre, el abogado Juan Antonio Corona–: estudiarás cuando
quieras y con tus propios medios, ya que no quisiste aprovechar el apoyo que te
dimos”. Y con firmeza, agregó: “Por ahora, tendrás que trabajar y hacerte
responsable de esa criatura”.
Actualmente,
Diego tiene un empleo, aunque también está por cursar la carrera de abogacía en
la modalidad “a distancia” en nuestra máxima casa de estudios.
ABUELO, RADIANTE DE FELICIDAD
La
casa del litigante fue el marco para la recepción de varias
decenas de invitados, quienes fueron agasajados con deliciosos mixiotes de
pollo y cerdo, acompañados de arroz blanco.
Pocas
veces se ha visto tan feliz al señor Corona Valle como en el bautizo de Ariana Estefanía; tal vez porque se
trata de su primera nieta. Con una enorme sonrisa, una y otra vez pasaba por
las mesas para brindar con los comensales. Cuando veía un vaso vacío, no
vacilaba en sugerir: “Ten la bondad de pasar a la barra por otra cuba o lo que
quieras tomar”. Una barra por demás bastante nutrida y generosa, cabe decir.
UNA EXPERIENCIA MUY BONITA: LA MADRINA
Al
sonidero ya se le quemaban las habas por hacer uso del micrófono. Recién habían
empezado a servir la comida, cuando dejó escuchar su voz (con el
consabido eco) para solicitar a la concurrencia “una porra para Ariana”.
Minutos
después, tomó de nuevo el micrófono para anunciar una “primera llamada”. “¿Primera
llamada para qué?”, preguntó en corto algún extraviado en estos asuntos.
–Para
que los padrinos entreguen a su ahijada –dijo el sonidero como respondiendo a
esa persona.
Más
adelante, efectivamente, los padrinos entregaron a los padres de Ariana
Estefanía la Fe de Bautismo de la niña, así como el ropón y la vela
bautismales.
Rubiel,
la madrina, se mostró visiblemente emocionada ante “esta experiencia tan
bonita; es la primera vez que somos padrinos”. Y agregó: “Nos comprometemos a
cuidarla con amor y cariño, siempre con la guía de Dios”.
Por
su parte, Daniel Emmanuel, el papá de Ariana Estefanía, correspondió con un par
de obsequios para los padrinos (un arreglo frutal y una botella de tequila),
tal y como indica la tradición.
A
petición del sonidero, padres y padrinos de Ariana abrieron el baile a ritmo “del
emblema de Iztapalapa”, según dijo el dj antes de poner una pieza de Los
Angeles Azules. El baile se prolongó hasta bien entrada la noche.
≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈≈